¿Para qué sirve un artista?

El artista en la sociedad moderna es un creador de realidades, un espejo crítico que refleja, desafía y transforma las experiencias colectivas a través de su obra.

9/6/20243 min read

Para que Servimos?

Me he hecho esa pregunta muchas veces. ¿Para qué sirvo yo como artista? Y cuanto más lo pienso, más me doy cuenta de que un artista no es solo alguien que pinta, esculpe o escribe. No es solo alguien que crea cosas bonitas para colgar en una pared o para que la gente admire. Ser artista va mucho más allá de eso.

Como artista, siento que mi función principal es provocar. Provocar emociones, reflexiones, preguntas, y en algunos casos, hasta incomodidad. Mi trabajo es poner sobre la mesa lo que a veces es difícil de expresar con palabras o lo que la gente no se atreve a enfrentar. Puedo tomar un sentimiento o una idea que es invisible y darle una forma tangible. Y de esa manera, conecto con personas que quizás nunca conocí, pero que, al ver mi obra, entienden exactamente lo que estoy tratando de decir.

El Artista como Narrador de Realidades

Sirvo para contar historias. No necesariamente historias con principio, nudo y desenlace, sino fragmentos de una realidad que a veces pasa desapercibida. Cada obra que hago tiene un trasfondo, una historia que tal vez nunca se diga en voz alta, pero que está ahí, esperando a ser descubierta. Mi trabajo es hacer visible lo que está oculto a plena vista.

No importa si uso colores, formas, palabras o sonidos. Lo importante es que, como artista, tengo la capacidad de contar historias que pueden cambiar la forma en que alguien ve el mundo. Puedo tomar algo ordinario, cotidiano, y convertirlo en algo extraordinario, algo que haga a las personas detenerse por un momento y verlo con otros ojos.

El Artista como Conector de Emociones

Otra razón por la que existo como artista es para conectar. No solo conecto conmigo mismo cuando creo, sino que conecto con los demás. Mis obras pueden ser la traducción visual o emocional de lo que alguien más está sintiendo pero no puede expresar. Es como si pudiera tomar la experiencia humana, procesarla y devolverla en una forma que alguien pueda ver, escuchar o tocar y decir: “Eso es exactamente lo que yo sentía.”

Y no siempre tiene que ser algo complicado o trascendental. A veces, la simple belleza de una obra puede generar una sensación de calma, de alegría o incluso nostalgia. Sirvo para recordarle a las personas que no están solas en sus emociones, que lo que sienten, otros también lo han sentido, y que eso es parte de la experiencia de ser humano.

El Artista como Agente de Cambio

Pero también sirvo para incomodar. Porque el arte no solo está aquí para embellecer o para hacer que la gente se sienta bien. Muchas veces, como artista, mi función es hacer preguntas difíciles, confrontar realidades incómodas o señalar lo que no funciona en el mundo. El arte es un espejo que le muestra a la sociedad lo que está haciendo, lo que está ignorando y lo que está sufriendo.

Mi trabajo es crear algo que haga que la gente se detenga y piense: “¿Es esto lo que somos? ¿Es esto lo que queremos ser?”. A veces es más fácil ignorar ciertas realidades, pero el arte tiene la capacidad de sacarlas a la luz y hacerlas imposibles de ignorar. Cuando logro eso, sé que estoy cumpliendo mi propósito.

El Artista como Constructor de Legado

Finalmente, un artista sirve para dejar un legado. No es solo por vanidad o ego que buscamos dejar nuestra marca en el mundo. Es porque entendemos que lo que creamos puede tener un impacto que dure más allá de nuestra propia existencia. El arte tiene la capacidad de inmortalizar ideas, emociones, momentos. Cuando pinto, esculpo, escribo o creo, estoy contribuyendo a algo más grande que yo, algo que seguirá vivo mucho después de que me haya ido.

El arte puede contar la historia de una época, de una cultura, de un movimiento. Puede ser una protesta silenciosa o una celebración ruidosa, pero siempre está ahí, hablando por aquellos que no tienen voz. Y esa es una de las funciones más importantes del artista: dejar algo que siga hablando, que siga inspirando, que siga desafiando, incluso cuando ya no estemos aquí para hacerlo.

Entonces, ¿para qué sirve un artista?

Sirvo para conectar lo invisible con lo visible, para dar forma a lo abstracto y hacer tangible lo que solo se siente. Sirvo para contar historias, provocar emociones, crear cambios y dejar un legado. Porque, al final, un artista no es solo alguien que crea. Un artista es alguien que ayuda a los demás a ver el mundo desde una nueva perspectiva, a sentirse comprendidos y a recordar que la belleza, el dolor y la verdad son parte de la misma experiencia humana.