La Búsqueda Incesante de la Perfección en la Creación Artística
9/5/20242 min read


La Obsesión por la Belleza y la Terminación
La creación es un laberinto, donde el final es siempre esquivo. Lo que el observador llama conclusión, el creador lo percibe como una pausa temporal, un estado de transición. La obra, en ese momento, aún palpita con posibilidades, no está cerrada, no ha alcanzado el grado exacto de perfección que el artista intuye, aunque no siempre pueda definir. Esa sensación inquietante es la señal de que, para el creador, la pieza aún no ha agotado todo su potencial.
El espectador puede ver una pintura o un tatuaje y creer que está completo, encontrar en él una especie de equilibrio que satisface su visión. Sin embargo, para quien lo ha creado, la imagen sigue incompleta. La verdadera esencia del arte no se manifiesta hasta que cada línea, cada trazo, cada sombra alcanza un sentido profundo, no solo de forma, sino de emoción. La belleza plena nunca es evidente de inmediato.
El proceso de creación se convierte en un juego de perspectivas donde lo que otros ven como acabado, el artista lo percibe como inacabado, algo que aún está en expansión. Es un secreto que solo el creador conoce: lo visible es solo una capa de la realidad, lo que ha sido trabajado está apenas en el umbral de lo que puede llegar a ser. Y en esa búsqueda constante de algo más, el artista vive entre la certeza de su visión y la incertidumbre de cuándo, si es que alguna vez, alcanzará la perfección deseada.
Hay una ironía en todo esto: a veces el creador tampoco sabe cuándo ha llegado el final. Los límites entre lo concluido y lo inconcluso son difusos, y es en esa ambigüedad donde la obra encuentra su verdadera vida. El creador se mueve entre dos polos: la compulsión de seguir ajustando, de añadir matices, y el reconocimiento de que el tiempo y el esfuerzo también trazan sus propios límites. La belleza final, entonces, es una cuestión de percepción, una frontera que solo quien la crea puede decidir cruzar, y, sin embargo, sigue siendo un misterio si ese cruce alguna vez ocurre por completo.
La obra siempre deja entrever posibilidades ocultas, capas invisibles que esperan ser reveladas, pero que tal vez nunca lo sean. Tal vez sea esa la esencia de la creación, un acto infinito que parece completarse solo cuando el creador, por fin, deja de mirar.